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Foto del escritorJosefina B

El detrás de escena en el mundo del teatro amateur

Hoy quiero compartirles la historia de Fredo Solari, fundador y director general de “Foster Arts”.




Foster Arts es una productora, taller de montaje y escuela generadora de espectáculos teatrales no profesionales, conciertos musicales y shows para eventos sociales y corporativos. Además ofrecen clases de comedia musical, teatro y baile.


Fredo, su fundador, nos cuenta que con sus socios en ese momento (la coreógrafa y el director vocal) dirigían obras de comedia musical en colegios y universidades y en el 2004 decidieron abrirse por su cuenta: “Veníamos de hacer estas actividades en colegios y universidades y después estos proyectos no prosperaron en esos lugares pero nosotros queríamos seguir haciéndolo y ya teníamos grupos de gente formados y entusiasmados con nuestra forma de trabajo y por eso decidimos lanzarnos de manera independiente.”


En sus comienzos el nombre del proyecto era Foster Freese: “Foster” era el apellido de un compositor americano que al socio de Fredo en ese momento le gustaba mucho y “Freese” es la terminología en inglés de la clave de Fa. Cuando se abrieron por su cuenta hicieron una especie de alianza con una escuela de tap y comedia musical para niños que se llamaba “Kids Art”. Y así es como surgió el nombre con el que todos lo conocemos hoy: “Foster Arts”.


A lo largo de su trayectoria montaron muchísimos musicales como “Sister Act” (adaptación de la película porque todavía no existía la versión teatral), “Víctor Victoria”, “El fantasma de Canterville”, “Yo y mi chica”, “Mamma Mia”, “Chicago”, “Hairspray”, “In the Highs”, “Sister Act” (versión teatral de Broadway), “Miserables”, “La Bella y la Bestia”, “Wicked”, “Grease”, “Legalmente Rubia”, “Rock of ages”, “The Greatest Showman” (adaptada por Fredo), y “Moulin Rouge” que todavía no pudieron estrenar por a la pandemia y que se va a estrenar en Junio de este año.


Hay varios factores que influyen en la elección de las obras que van a montar cada año como sus gustos personales y la capacidad de satisfacer la demanda de la gente que se inscribe. “Hoy en día hay muchas escuelas de comedia musical, talleres de montaje, cada vez hay más gente que se recibe de comedia musical y no entra en el mercado profesional entonces abre su propio taller de montaje. Hay mucha oferta. Por eso cada vez influye más lo que uno se entera que quiere hacer la gente, el afuera. Y después uno va equilibrando”.


Lo que más le gusta a Fredo es dirigir y lo que menos, producir. “La producción teatral me genera una especie de adrenalina no positiva (negociación, sala, teatro, presupuestos, etc.). Y algo que encontré el placer de hacer estos últimos años es dar clases de teatro. Hace muchos años que en Foster tenemos clases de teatro y nos permitimos generar un espacio de investigación y experimentación donde uno no está trabajando para un fin último concreto como sería un estreno con toda la adrenalina que ello conlleva sino que uno disfruta más el momento y el tránsito”, nos cuenta.


Respecto a los miedos o trabas que van apareciendo en el camino, Fredo nos comparte que logró generar un espacio en el mundo del arte amateur que le permitió vivir con estabilidad. “En un país como este vivir de la cultura es difícil y mucho más en un submundo. Los miedos tienen que ver con poder sostener el espacio para que siga siendo estable. Todos los años es un volver a empezar, ver de qué manera logro cautivar a la gente para que se inscriba y convocar a gente nueva. No hay un relajo. Y genera miedo e incertidumbre constante. También miedos que tienen que ver con la coyuntura de la obra que elegimos porque hay obras más complejas; miedo a poder armar un elenco; a alcanzar los objetivos. El año pasado fue muy fuerte en cuanto a los miedos porque ni siquiera sabíamos si íbamos a poder estrenar, si la actividad se iba a sostener, si la gente iba a seguir.”


Fredo no tiene socios y nos confiesa que le cuesta delegar, pero le gusta trabajar en equipo con gente a la que le tiene mucha confianza como Belu, la coreógrafa y Nacho, el director vocal, que trabajan con él hace varios años. “Es fundamental el trabajo en equipo y sobre todo algo que no es fácil conseguir cuando no tenés socios es que el otro que se ponga la camiseta y sienta que está trabajando en un espacio propio. Por suerte con Nacho y con Belu (desde hace mucho tiempo) logramos generar eso.” Además trabaja con su mujer, Martina, que es la productora ejecutiva, en la que delega muchas cuestiones operativas. “Pero desde el punto de vista del manejo global hay algo que me cuesta mucho que es ser siempre la última persona que tiene que tomar decisiones. Cuando no tenés socios tenés una libertad terrible, no tenés que andar consultando todo, todo el tiempo. Pero también lo negativo, que las decisiones son solo tuyas, y ahí se genera una gran soledad y una incertidumbre que no podés compartir con nadie. No es que tenés una segunda o tercera visión. Eso es algo que me pesa y cada año más. Es una cuenta pendiente.”


El año pasado fue un año muy difícil para todos, y particularmente para el rubro artístico. “La esencia de la actividad teatral es la presencialidad, tanto la obra estrenada con un público que lo tiene que ver como el proceso de ensayo en el que uno necesita el vínculo de un actor con otro actor. Al principio nunca nos imaginamos lo que iba a durar. Por suerte pudimos reaccionar muy rápido. Suspendimos los ensayos presenciales una semana antes de que se decretara la cuarentena oficial. Y rápidamente empezamos a usar el zoom. Si algo tuve claro desde el momento uno es que yo no iba a suspender la actividad sino que la iba a transformar y que mi servicio iba a ser el mismo. Lo que implicó tener que adaptar distintas dinámicas y reinventarnos todas las semanas para que los que estaban del otro lado de la pantalla no se aburrieran y no empezaran a perder el sentido de la actividad, que se sintieran que eran parte, que sintieran que de alguna manera íbamos a llegar a algún lugar. Fuimos posponiendo los estrenos. Y el concierto que íbamos a estrenar en Septiembre, lo terminamos estrenando en Marzo de este año. Y la comedia musical que íbamos a estrenar en Noviembre, vamos a estrenarla en Junio. Pero rápidamente pegamos un volantazo a diferencia de algunas de nuestras competencias. No tuvimos que dar de baja producciones. Hay gente que se bajó, y otra que incluso se anotó en la cuarentena.”


Además como no sabían que iba a pasar este año, si iban a poder ensayar con un elenco de 40 personas, cambiaron la modalidad de trabajo y en lugar de hacer una obra con una producción grande decidieron hacer muchas obras con elencos más chicos como “Forever Young”, lo que a su vez le permitió a Fredo transitar obras que le gustan mucho y que con la dinámica anterior no hubiera podido hacer.


En el futuro a Fredo le gustaría que Foster siga creciendo y además tiene algunos proyectos de tipo personal por fuera de Foster, como poder montar obras de teatro que le gustan y transformarlas en musicales. Y armar una especie de compañía para estrenar comedias musicales cortas, originales, con elencos chicos. Esto lo habían pensado para el año pasado y es algo que les gustaría retomar.


Una mezcla de vocación, deseo y necesidad es lo que lo motiva para seguir adelante con el proyecto aún en tiempos de crisis y cuando las cosas no salen como él quisiera.


 

Gracias Fredo por compartir la historia de Foster! Pueden encontrarlos en instagram como @foster_arts para ver las tremendas producciones que fueron haciendo, para enterarse de todas las novedades, anotarse en las actividades y estar al tanto del estreno de Moulin Rouge que va a estar increíble.


Espero que la historia de Fredo los inspire y motive para dar el primer paso y empezar a armar su proyecto independiente o para llenarse de energía y seguir adelante con eso que vienen haciendo!






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